El adjetivo
El adjetivo es la clase de palabras que se presenta como una caracterización de aquello que es presentado por un sustantivo, a través de una palabra que concuerda morfológicamente en género y número con el sustantivo al que modifica.
La clave a tener en cuenta con respecto al adjetivo puede
ser la pregunta: ¿Cómo se caracteriza a
tal entidad presentada por el sustantivo?, una forma más elaborada de la
cuestión que se suele tener en cuenta para diferenciar adjetivos de otras
clases de palabras: ¿Cómo es/está una entidad expresada por sustantivo?
Este interrogante, planteado de la manera más general (¿Cómo se caracteriza a tal entidad expresada
por sustantivo?) nos permite dar cuenta de las distintas posibilidades de
comportamiento de las subclases de los adjetivos, que se verán oportunamente.
La prueba concluyente para determinar si tal palabra es, realmente, adjetivo,
es la comprobación de su flexión de género y/o número en relación con el
sustantivo al que modifica.
Esto quiere decir que, en una oración como Los nuevos ciudadanos crecerán libres,
podremos comprobar que nuevos y libres son adjetivos
porque presentan características que permiten circunscribir a la entidad ciudadanos,
expresada por sustantivo, y también que este carácter adjetivo queda
corroborado desde que es posible ver la flexión: en género masculino y número
plural (aunque, presumiblemente, el uso sea neutro, porque es lógico pensar que
no habla de ciudadanos varones sino de ciudadanos que lo son por ser seres
humanos), en nuevos, y el número plural, en libres.
Así, son adjetivos azul,
cuando modifica a cielo; brillantes,
cuando modifica a estrellas; matemático,
cuando modifica a problema; próximo,
cuando modifica a tren, o española,
cuando modifica a lengua.
Esto nos indica dos cuestiones importantes sobre esta clase
de palabras:
Si es una
característica, aporta necesariamente significado.
Es fundamental
tener en cuenta esta apreciación, porque en la gramática estructural, que ya no
tiene vigencia, se consideraban adjetivos a todas las palabras que tenían
concordancia morfológica de género y número con el sustantivo y, por ello, se
trataba como adjetivos a palabras como aquellos, mis, esas, etc. Si bien es
cierto que estas palabras que hemos aportado como ejemplos pueden tener género
y/o número en relación con algún sustantivo, no es verdad que sean adjetivos,
porque no atribuyen ninguna característica de significado al sustantivo al que
modifican, sino que solamente especifican a qué entidad nos referimos al usar
el sustantivo.
Por ello, si nos
encontramos con el sintagma Algunas estrellas fugaces,
veremos que, en él, fugaces es un adjetivo porque caracteriza a estrellas
con un cierto significado (la propiedad de ser fugaz), y que concuerda morfológicamente en número plural con el
sustantivo estrellas. Pero algunas, si bien manifiesta la misma
concordancia en número plural con el sustantivo, y suma otra forma de
concordancia que es con el género femenino, no es adjetivo porque no agrega
ninguna característica como significado: simplemente, algunas especifica a qué estrellas
se refiere el hablante al utilizar el sustantivo en el sintagma.
El adjetivo solamente puede aparecer si se comprende claramente con qué sustantivo está relacionado.
El adjetivo solamente puede aparecer si se comprende claramente con qué sustantivo está relacionado.
Por
lo tanto, no encontraremos nunca un adjetivo si no está en relación con un sustantivo, que puede aparecer en la misma oración o en otra. Una de las claves
para la comprensión de un texto en el que aparecen adjetivos reside en que se
pueda interpretar qué sustantivos son caracterizados por todos los adjetivos, y
en función de qué significados puestos en juego en esa relación entre
sustantivo y adjetivo.
Son adjetivos, en el anterior fragmento de un texto posible,
todas las palabras marcadas con negrita, a las que les hemos buscado el
sustantivo al que modifican para indicar su relación y corroborar su
concordancia morfológica.
A partir de las relaciones que se trazaron en el texto, y
que van desde los adjetivos hacia los sustantivos a los que modifican, hemos
formulado la siguiente tabla, en la que se analizan las relaciones
sustantivo/adjetivo y la concordancia morfológica que marca esa relación:
La copia morfológica que implica la concordancia con el
sustantivo lleva a que ambos puedan manifestar las mismas categorías de género
y número, en la medida de sus posibilidades, porque un sustantivo puede ser masculino
y singular (perro) pero el adjetivo sólo puede copiarle el número, porque
no tiene género (inteligente), a tal punto que a perro
inteligente le podemos oponer perra inteligente. Estos adjetivos
terminados en –ente son parte de lo
mismo que ya hemos visto para los sustantivos con la misma terminación (en
general, se trata de palabras que no contienen una manifestación interna de
género, pero se utilizan para caracterizar a seres humanos que, sí, tienen
género; por esto, puede decirse que son válidos tanto para masculinos como para
femeninos).
Para terminar este apartado, mostraremos cómo se da la
articulación entre morfemas en la concordancia morfológica entre el sustantivo
y el adjetivo. En la siguiente tabla, se presenta cada sustantivo y cada
adjetivo que lo modifica, con los distintos morfemas que los constituyen.
Veremos, en su análisis, cómo se da la copia morfológica de género y número,
cuando los dos tienen la posibilidad de manifestarla o cuando solamente uno de
ellos puede hacerlo.
Para llevar a cabo esta operación, hemos seleccionado
algunas de las relaciones sustantivo/adjetivo del gráfico anterior.
La sintaxis del adjetivo como modificador del sustantivo
Un adjetivo modifica a un sustantivo a través de
una característica que le atribuye. Eso sucede en los siguientes ejemplos:
-
Los asuntos importantes
-
Las problemáticas importantes
En los dos casos, el adjetivo importantes
modificó a sustantivos: asuntos, en el primer ejemplo; problemáticas,
en el segundo. Vemos, así, cómo participa un adjetivo en el interior de un
sintagma nominal, en el que el núcleo es el sustantivo:
El sustantivo
núcleo abre un conjunto de entidades a las que nos referimos: estamos hablando
de un conjunto de asuntos. O de problemáticas, según el segundo
ejemplo.
El adjetivo abre un subconjunto, en el interior
del gran conjunto de asuntos abierto por el sustantivo,
en el que se indica que no estamos hablando de todos los asuntos (es decir, no
estamos hablando de todos los elementos que conforman el gran conjunto), sino
solamente de los que son importantes.
El especificador (que en los dos casos es el
artículo) nos indica que estamos refiriéndonos a todos los asuntos
(o a todas las problemáticas).
Estos
sintagmas nominales (Los asuntos importantes y Las problemáticas importantes)
podrían ser sujetos de oraciones, como en:
-
Los asuntos
importantes demandaban atención.
-
Las problemáticas
importantes exigían solución.
Vemos que el especificador opera sobre el
subconjunto abierto por el adjetivo sobre el conjunto definido por el
sustantivo. Por eso, en el análisis lo podemos representar de la siguiente
manera:
Como podemos ver, el sustantivo núcleo (asuntos)
tiene dos modificadores que concuerdan con él en género (masculino) y número
(plural): uno es los, y el otro es importantes. Pero estos dos
modificadores no operan al mismo nivel. Uno de ellos es más inmediato con
respecto al sustantivo, porque permite abrir un subconjunto dentro de la clase
de elementos abiertos por el sustantivo (nos permite hablar de asuntos
que son importantes). Este modificador, el más inmediato, es el
adjetivo. El otro es el artículo los, que funciona como especificador
de todo el subconjunto.
La gramática generativa presenta bajo la forma
de árbol esta modificación sobre el sustantivo que opera en distintos niveles.
La siguiente es la representación del sintagma nominal:
Es
similar la estructura que presentamos en la otra oración (Las problemáticas importantes
exigían solución).
Incluso
cuando el adjetivo está en el sintagma verbal abierto por el predicado, puede
seguir modificando al sustantivo, con el que concuerda, y que puede estar en el
sujeto. Independientemente de donde esté ubicado, la relación entre sustantivo
y adjetivo se da por cuestiones lógicas de significado (uno, el adjetivo,
caracteriza al otro), que están subrayadas por la copia morfológica de género y
número, como podremos ver a continuación.
Por ejemplo:
Recategorización del adjetivo como sustantivo
El adjetivo puede asumir, directamente, la
función del sustantivo, cuando se alude a una entidad sin mencionarla más que
por la característica de ella indicada por él. Cuando no aparece un sustantivo
y en su lugar hay un adjetivo especificado por el artículo neutro “lo” (neutro,
una vez más, porque no está marcado ni como masculino ni como femenino), se
dice que el adjetivo está sustantivado: se está comportando como un sustantivo.
Si tomamos la oración Los asuntos importantes
demandaban atención, podríamos suprimir el sustantivo asuntos
y conceptualizar aquello de lo que estamos hablando (esos asuntos importantes)
directamente a través de una expresión como Lo
importante:
Lo importante demandaba
atención.
De esta manera, importante es ahora el
sustantivo, y el especificador que recibe es el artículo neutro lo. Vemos, además, que ahora el verbo (demandaba)
concuerda con el nuevo sujeto, que es singular. Lo podemos verificar en el
próximo análisis:
También puede suceder que un adjetivo tome el
lugar del sustantivo con artículo masculino o femenino, cuando se quiere aludir
a determinadas entidades directamente por la característica. Por ejemplo,
podemos pensar en la oración:
Las personas ausentes explicaron la situación.
En esta nueva oración, aparece el adjetivo ausentes para
indicar que hablamos de un subconjunto de personas que estaban ausentes.
Pero, en la siguiente reformulación, se alude directamente al mismo subconjunto
a través del adjetivo, que ahora asume la función de sustantivo núcleo, al no
aparecer mencionada la entidad:
En este último ejemplo vemos, una vez más, el
uso neutro del masculino plural (los ausentes), que toma el uso
neutro anterior del femenino plural (las personas ausentes). A pesar de que los ausentes es masculino y las
personas ausentes es femenino, el uso de ambas expresiones es neutro, y
se indica que lo que se dice es válido para seres humanos y no tiene marca de
género en el sentido de identidad sexual.
Giammatteo y Albano (2006) mencionan casos en
los que, con el paso del tiempo, algunos adjetivos desplazaron a un sustantivo
del que tomaron su lugar, como lo que sucedió con estación terminal, que
quedó en la terminal, o con teléfono celular, que quedó como el
celular.
También hay recategorización del adjetivo (que
adopta una pertenencia a otra categoría, la del sustantivo) en casos en los que
los hablantes eligen denominar a cierto grupo de individuos a partir de una
caracterización que presenta sobre ellos un adjetivo. Supongamos el siguiente
par de ejemplos:
-
Las personas sordas visitarán
el museo. (sordas, adjetivo)
-
Los sordos visitarán el museo. (sordos,
sustantivo)
No obstante, siguiendo a Bosque (1991), se
podría objetar cierto carácter discriminatorio a este uso de los
sordos, en el sentido de que, si bien designamos con una alusión a la
característica común de todo un grupo de personas (los sordos), no hacemos
lo mismo englobando a quienes no lo son con una expresión como los oyentes. De
esta manera, nos podemos plantear hasta qué punto es pertinente, o en qué casos
puede ser contraproducente aludir a personas por su pertenencia a una subclase
en la que son identificadas por una característica que pone en común a los
individuos que la poseen (los que son sordos) pero que los separa de
quienes no.
Normalmente, una operatoria similar de
recategorización de adjetivos como sustantivos se da también cuando se utilizan
como sustantivos ciertos adjetivos que permiten aludir a personas por su
pertenencia a una clase de individuos reconocible por esta característica, como
en: los
italianos, los musulmanes, los cristianos, los radicales, los socialistas.
Y, también es cierto, es más o menos habitual el uso sustantivo de adjetivos en
expresiones lingüísticas que identifican personas por su presentación de
características de valoración negativa, como el que se da en el discurso
periodístico, cuando se habla de los indocumentados, los marginales, los malvivientes, etc.
El sintagma adjetivo
Finalmente, tomamos en cuenta una de las
cuestiones que hemos introducido como propia de las palabras léxicas, como lo
es el carácter de núcleo del sintagma que se organiza en torno a cada una de
las clases de palabras léxicas.
En relación con el adjetivo, hemos adelantado
que permite abrir subconjuntos en la referencia que establecen los sustantivos,
en el interior del sintagma nominal (el que tiene como núcleo al nombre o
sustantivo). Es decir, hemos visto cómo el adjetivo cumple una función en
relación con el núcleo sustantivo. Lo que nos queda por revisar es lo que
sucede cuando el adjetivo conforma su propia frase, su propio grupo de
palabras, en el que asume la posición de núcleo.
Para poder explicar esto, partiremos de una
oración:
Los ciudadanos
argentinos concurrieron al comicio.
En esta oración, el adjetivo argentinos abre un
subconjunto que permite identificar a los ciudadanos de los que hablamos:
Pero también nos podemos encontrar con otra
oración, similar a la anterior:
Los ciudadanos
conscientes de sus derechos votaron.
En este último ejemplo, el subconjunto de ciudadanos
de los que se habla se refiere a los que son conscientes de sus derechos. Conscientes es un adjetivo, pero si
hubiera aparecido solo no quedaría completamente clara la cuestión sobre de qué eran conscientes. Hubo que
agregar palabras que dejaran en claro el alcance que tiene el adjetivo conscientes,
así que se abrió una frase o sintagma de la que el núcleo es ese adjetivo. Como
su núcleo es un adjetivo, estamos frente a un sintagma adjetivo.
El sintagma adjetivo puede estar conformado,
entonces, por una articulación entre varias palabras que está organizada en
torno a un núcleo adjetivo que mantiene relaciones de significado y
morfológicas con el sustantivo del que depende.
Hola, Hugo. Ojalá me leas, con eso ya me sentiría muy feliz. Solo quería comentarte que una de mis alumnas encontró tus videos en Youtube y no pude controlarme. Sentí una enorme alegría de verte otra vez hablar de gramática, esta pasión incontenible. Y mi alegría viene de la mano de que todo lo que producís al respecto es invaluable. Les recomendé tus videos a mis alumnos para que te conozcan en persona, porque ya te conocen por tu sistema de análisis, el que usamos todos en la carrera y estamos llevando a las escuelas, primarias y secundarias. Este año estuve elaborando los diseños curriculares de San Luis y, por supuesto, ahí hemos utilizado todas tus ideas en todo lo que hemos podido, por supuesto, con referencia al pie.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
María
¡Muchas gracias! Hermosa noticia.
ResponderEliminarHola, María Rita. Te aviso, por si podés ayudarnos en la difusión, en en la UTN Facultad Reconquista comenzaremos el octubre un curso llamado LEER PARA APRENDER. Cualquier cosa, si necesitás la información para distribuir, avisame por mail a hugocarrara4@gmai.com. ¡Gracias!
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